En una democracia la labor de cualquier ciudadano es vigilar, cuestionar y presionar a su gobierno.

En una democracia la labor de cualquier ciudadano es vigilar, cuestionar y presionar a su gobierno. Exigirle buenas cuentas y buenos servicios. El gobierno, al final de cuentas, está operado por personas con las mismas pasiones, intereses, mezquindad y estupidez de cualquier ser humano.

Los buenos sistemas de gobierno limitan y vigilan, pues desconfían: “Quien tiene poder puede abusar del poder”, esa es la máxima y la respetan por experiencia y por sistema.

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Los buenos sistemas de gobierno suelen generar buenos funcionarios y políticos. Ojo con eso, en México se piensa al revés, que los buenos políticos generan buen gobierno. Por ello, no es sorpresa que las democracias liberales también sean las más críticas y las más efectivas. 

Sin embargo, con la llamada 4T las cosas han cambiado y hoy, a tres años de gobierno, aún observo un porcentaje importante de mexicanos apoyando y defendiendo muy emotivamente al partido en el poder.

Como lo he dicho, también observé esto en los panistas de mi estado en los 90 y con los seguidores de Jaime Rodríguez, “El Bronco”, hace 6 años. Amigos y conocidos que me insultaban por cuestionar. 

Sin embargo, y sigo hablando de Nuevo León, ahora vuelvo a ver a algunos muy ilusionados con el nuevo gobierno de Samuel García de Movimiento Ciudadano, y vuelvo a advertir: Vigilen, cuestionen y presionen desde el primer día, esa es la mejor manera de contribuir al buen gobierno. No me cansaré de repetirlo: Se entrega el voto, no la cabeza

Volviendo a lo federal, esta semana pregunté en mis redes, con genuino interés, por los logros de la 4T. Hubo pocas contestaciones objetivas y, sobretodo, con fundamento numérico, pero sí muchas muy apasionadas y algunas resentidas, tipo Taibo II: “el mayor logro es verlos a ustedes sufriendo”.

Esta semana también veo el Latinobarómetro. En el 2002, el 63% de los mexicanos opinaba que la democracia era preferible a cualquier otra forma de gobierno y solo el 20% estaba a favor de un gobierno autoritario. Hoy, con datos del 2020, el apoyo a la democracia ha bajado al 43%. Pero esto es engañoso, el 2002 fue un outlier; casi todos los años desde que se realiza esta encuesta, menos del 50% apoya la democracia en México.

Se entrega el voto, no la cabeza

Los campeones en Latinoamérica son Uruguay (79%), Costa Rica (74%) y Chile (65%), pero el dato más interesante es el de Venezuela, en donde el 74% está a favor de la democracia. Lo más curioso de Venezuela es que si se revisan años anteriores, el resultado es siempre muy a favor de la democracia, desde 1995. Lo cual demuestra que no solo es importante desearla, sino que hay que resguardarla y fortalecerla. Y eso se hace con pensamiento crítico, instituciones fuertes y equilibrio de poderes; y estando muy alerta a los engaños del populismo que vende democracia y entrega dictadura. 

La mayoría de los que navegan en mis redes tuvieron acceso a la educación superior por lo que me sorprende que no me puedan hablar con objetividad. O sea, que no es un tema de educación o de falta de inteligencia, supongo. 

Somos sin duda, un animal más emocional que racional y no muy dados a pensar sistémicamente. Sin embargo, creo que este fervor religioso nos ha hecho cuestionar aspectos fundamentales sobre sistemas de gobierno y eso es bueno, siempre y cuando lo convirtamos en una lección y corrijamos a tiempo. 

¿Aprenderemos a desconfiar del poder? Ojalá, pero parece que la jerarquía que pudimos haber vivido en la familia y la sociedad, y el romanticismo ideológico nos siguen haciendo mucho daño. Hoy, el protagonista no es el ciudadano, sino el gobierno y, peor aún, el presidente y eso es un mal síntoma para cualquier democracia. Sigamos cuestionando con valentía e inteligencia. No hay más, más vale perder amigos que perder país.