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El principal dolor de cabeza en México es el mercado negro de drogas. El 80% de los homicidios en nuestro país son narco-ejecuciones.

El principal dolor de cabeza en México es el mercado negro de drogas. El 80% de los homicidios en nuestro país son narco-ejecuciones. No es un tema multifactorial, es de una sola causa. Sin mercado negro, no tendríamos una de las tasas más altas de homicidios a nivel mundial, solo superada por Venezuela, Sudáfrica, Brasil, Honduras y El Salvador.

Prohibir no es buena idea. Prohibir nada resuelve y todo complica. Las sustancias suben de precio, surgen mafias que operan el mercado negro, las mafias se compiten el territorio con plata y plomo, se corrompe a la autoridad y a la sociedad, se colapsa el estado de Derecho. Si las drogas son riesgosas, la prohibición es fatal, y más para un país de instituciones débiles.

El mercado negro no solo provoca violencia de alto impacto, también genera corrupción de alto impacto: policías, fiscales, ejército y autoridades en general, incluyendo partidos y candidatos, operando a favor de alguna narco-mafia.

México tiene dos mercados de drogas, el nacional y el de exportación. El nacional consume fundamentalmente marihuana y, en menor grado, cocaína y meta-anfetaminas. La marihuana es consumida por todas las clases sociales tanto para divertirse como para curarse, sin mayores consecuencias, salvo que se combine con una condición pre-existente como la esquizofrenia o la paranoia.

La cocaína es principalmente una droga de ricos para aguantar la fiesta y la borrachera. El alcohol deprime, la cocaína acelera. En metanfetaminas hay dos mercados. El de ricos o clase media que consume anfetaminas legales como el Adderall (para tratar el trastorno de déficit de atención o la narcolepsia) y el “cristal”, una metanfetamina casera con los mismos efectos estimulantes, consumido por quienes no tienen acceso a la anfetamina legal. El consumo de drogas ilegales, salvo la marihuana, es muy peligrosa porque el consumidor no sabe exactamente lo que le mete a su cuerpo. Un día se divierte, el otro día se muere.

No hay grandes problemas de consumo entre la población. Los mayores problemas del país se ubican en las drogas legales, el alcohol, el tabaco y los medicamentos controlados como el Rivotril o el Tafil. Las “tafileras” suelen ser mujeres de edad mediana y clase alta, sus proveedores son los psiquiatras y salir de esa adicción no es fácil.

El mercado de exportación es diferente. Mucho más grande, mucho más rentable. La marihuana ya no se exporta porque Estados Unidos la ha ido regulado y aunque todavía existen mercados negros, la buena marihuana se cultiva allá. El cristal también se produce en los EUA, aunque una parte del mercado se surte desde México. El producto más rentable es la cocaína (importada de Colombia), la heroína (producida en los estados del Pacífico como Guerrero y Sinaloa) y el fentanilo, importado desde China directo a los EUA o a México. Por cierto, el fentanilo puede ser legal o ilegal, depende quién lo produzca.

En Estados Unidos se mueren más de 100 mil por año por sobre-dosis de opioides (legales e ilegales). La mayoría de ellos son blancos y de clase media; es decir, no encajan en el típico pre-juicio en contra de negros y pobres en el tema de las drogas. Por eso le preocupa más a la DEA.

En México se mueren cuando menos 26 mil por narco-ejecuciones al año, pero el impacto es mucho mayor, si incluimos el deterioro al estado de Derecho y la corrupción de alto impacto que el mercado negro genera.

Desafortunadamente, salvo la regulación de la marihuana en los EUA, ambos países insisten en hacer más de lo mismo: mantener prohibidas las sustancias y culpar a los vendedores como la causa del problema, sobretodo si son mexicanos. Atrapan capos, pero no mercados.

México debe regular la marihuana en todos sus usos y debe regular la amapola con fines médicos, tal como lo hace la mayor parte del mundo. Hecho eso, puede crear programas de atención a usuarios de metanfetaminas (y cualquier otra droga) siguiendo el modelo suizo de la heroína: se regalan las aplicaciones y con ello, se reduce el poder económico de las mafias. Tema 100% económico.

Sin embargo, la oposición a la regulación siempre viene de la misma fuente: la DEA, los narcos y los narco-políticos. Todos ellos viven y se benefician de la prohibición (además de Netflix). Y como la sociedad no entiende que el problema no son las drogas, sino la prohibición de las drogas, la tragedia se perpetúa año con año, sexenio tras sexenio, generación tras generación.

Así es que seguiremos con muchas narco-ejecuciones, mucha corrupción, mucho deterioro al estado de Derecho y mucha narco-política. Ah, pero eso sí, culpando al neoliberalismo y a lo de siempre, los vendedores de armas de Estado Unidos. Y ellos, culpando a los narcos y corruptos mexicanos, sin entender que la corrupción es de origen, se llama prohibición y ellos la inventaron. Ninguno de los dos países aceptará el problema y sin aceptación, no hay solución: los EUA son buenos clientes y nosotros somos buenos proveedores, unos se mueren, otros se matan, los dos se mienten a sí mismos.